ARTÍCULO DE XIORIMAR MÉNDEZ

Por: Xiorimar Méndez

Una de las mejores experiencias que he experimentado y vivido en el transcurso de mi vida; es cuando mi familia empezó a practicar Karate. Un día de principios del año 1996, mi papá llegó a casa con cuatro karateguis(uno para cada miembro de nuestra pequeña familia) y nos comunicó que el día lunes próximo comenzaríamos a practicar este Arte Marcial, específicamente Shotokan Karate-Do, bajo la dirección del Sensei Aurelio Santoro (actualmente 6 DAN JKA).

Mi padre siempre anheló practicar Karate, mi madre, un ama de casa que jamás en su vida había practicado deporte alguno, mhermano, que estaba un poco renuente, ya que, sus intereses se enfocaban en otras actividades; y yo, que me parecía interesante y atractiva dicha idea. Es importante recalcar que, a pesar de que nuestra familia siempre ha sido unida; en esa época, existía poca comunicación, ya que, cada uno de nosotros teníamos actividades completamente diferentes (trabajo, estudios, hobbies, etc.) y, por ende, responsabilidades y horarios que muchas veces no coincidían.

Una vez que comenzamos con nuestras prácticas; la comunicación entre nosotros mejoró un 100%, ya que, aparte de estar en una actividad en común; comenzamos a entendernos y valorar mucho más dicha experiencia, podíamos comprender a la perfección como nos afectaba positivamente la práctica de este Arte Marcial; nos apoyábamos mutuamente en el aprendizaje diario, nos motivaba a continuar y superarnos, a pesar de lo extenuante que podíamos considerar que eran el entrenamiento (tomando en cuenta, por supuesto, que era una actividad totalmente nueva para cada uno de nosotros).

 

Empezamos a ser una familia mucho más unida y comunicativa; a compartir actividades fuera del Dojo; a apoyarnos mucho más en nuestras metas individuales, y lo más importante, a valorar al máximo nuestro valor como núcleo familiar.

Las familias de la época actual, son en su mayoría, disfuncionales, bien sea, porque los padres están divorciados, o que estén casados pero como si no se conocieran (cada uno haciendo su vida aparte), o que estén casados, sean amorosos, pero que por sus trabajos no puedan dedicar un tiempo de calidad a sus hijos; en cualquiera de estos casos (entre muchos otros); los niños son siempre los más afectados (sobretodo emocionalmente, y por supuesto, en sus relaciones interpersonales y autoestima); así que es cada vez más frecuente observar familias desunidas y faltas de comunicación; desapegados totalmente de los demás miembros de dichas familias.

La práctica del Karate, además de formar individuos de valores morales, capacitados para afrontar problemas y nuevas experiencias fácilmente; los enseña a valorar a cada miembro de su familia, a apreciar ese vínculo y respetarlo. Si alguno de los padres decide iniciarse en este Arte Marcial también; así sea al mismo tiempo que su hijo o posteriormente; será una decisión de la que no se arrepentirá jamás; el vínculo padre-hijo se fortalecerá, la comunicación entre ellos mejorará, el tiempo compartido será de calidad extrema, el respeto mutuo aumentará, entre muchas otras ventajas.

Mi recomendación: ¡Motive a los miembros de su familia a que practiquen este Arte Marcial, será una muy grata experiencia de la cual no se arrepentirán!

 

 

 

 

 

Un comentario sobre «ARTÍCULO DE XIORIMAR MÉNDEZ»

  1. Yo llevo 4 años practicando este arte marcial soy 1er dan de cinta negra y cuando no voy a las prácticas siento que me falta la mitad , por eso no lo he querido dejar y nunca lo dejare

Responder a Ana Paula Zambrano Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *